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Mostrando entradas de abril, 2015

ASTERIÓN

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ASTERIÓN Su torpeza era genial mataba a los grillos por accidente siempre rompía las copas y su fuerza era superior a sus fuerzas en el amor no era mejor su desdicha acicalaba el cielo el barniz de la hermosura lo deslumbraba con facilidad era tímido o torpe en ese orden de cosas que atentan contra la democracia ahora lo están velando al desgraciado se ha tomado unas ginebras para vencer el sueño imposible lo mejor que pudo pasarle fue agacharse para recoger las cosas que estaban caídas lánguidamente para el lado del Occidente.

GÜNTER EDUARDO: HISTORIA PARTICULAR DE LA INFAMIA

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GÜNTER EDUARDO: HISTORIA PARTICULAR DE LA INFAMIA Günter Grass era mucho más que un buen escritor. Era alguien que reflexionaba sobre Europa desde la literatura y era también un activista a su modo. Sin embargo, tal vez lo más justo sea recordarlo como el escritor que rescataba la tradición picaresca y los grandes mitos populares alemanes como el de Madre Coraje.  El episodio reciente del poema donde acusa al Estado de Israel lo volvió visible al indiscriminado público de los Medios que se nutren del escándalo y dejó en evidencia la atmósfera lamentable que vive hoy Europa en lo cultural y en lo político.  Un clima donde expresarse libremente en relación a hechos evidentes y apartarse del estrecho marco ideológico imperante implica la condena y la censura inmediata. Al menos en el Sur, en la periferia del Occidente y lejos de la gravitación opresiva de las grandes potencias, gozamos de un raro privilegio desde los tiempos de Borges y Cortázar: podemos ser eclécticos y -po

EL MAR

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  EL MAR Esa mujer tenía una Isla y regresaba a sus playas todas las mañanas, no podía hacerlo sino cuando dormía o soñaba, porque se alejaba de sí misma (de su Otro Yo que habitaba en Las Sierras  o en la Ciudad de sus Alrededores.) Entonces, entre su mujer despierta y su niña isleña soñadora una danza bailaban misteriosa (como sus ojos) y profunda (como su sonrisa.)                                                                                                        /A María José Gandulfo/

LO ÚNICO QUE SE PIERDE...

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LO ÚNICO QUE SE PIERDE... Lo único que se pierde es la belleza.